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Jueves, 16 de enero de 2025



COLUMNISTAS


Cambio de mando en los Estados Unidos

Óscar Álvarez Araya [email protected] | Jueves 16 enero, 2025


El próximo lunes 20 de enero de 2025 al mediodía y frente al ala oeste del Capitolio de Washington D.C. será la investidura presidencial de Donald Trump como el presidente 47 de los Estados Unidos de América. Y concluye la administración de Joseph Biden como el presidente 46 de la nación del norte. Junto a Trump se juramentará también J.D. Vance como Vicepresidente de los Estados Unidos.

Se trata del regreso de Trump, quién había sido el presidente número 45 desde el año 2017 hasta el 2021 y ahora prestará juramento por segunda vez e iniciará su segundo término o administración. Se viene la administración Trump 2.0. Trump será el segundo presidente en la historia de los Estados Unidos en cumplir dos mandatos no consecutivos, después de Grover Cleveland.

Al concluir la juramentación el presidente ofrecerá su discurso inaugural en el que definirá las líneas y prioridades de su mandato.

Por tradición estadounidense en estos cambios de mando no se estila invitar a la ceremonia a mandatarios extranjeros, pero esta vez el presidente entrante ha sido disruptivo y ha decidido que las cosas serán diferentes. Efectivamente ha invitado a Washington D.C. a un reducido grupo de estadistas extranjeros entre los que destacan Javier Milei de Argentina, Jair Bolsonaro de Brasil, Santiago Peña del Paraguay, Daniel Noboa de Ecuador, Nayib Bukele de El Salvador y Giorgia Meloni de Italia.

También había sido invitado Xi Jinping, de la República Popular China, pero declinó. Como dato interesante, ya anteriormente Javier Milei y Giorgia Meloni habían visitado a Trump en su residencia privada de Mar a Lago en Palm Beach, Florida.

Tanto el expresidente Bill y Hillary Clinton como el expresidente George y Laura Bush y el expresidente Barak Obama asistirán a la ceremonia. Por su parte la ex primera dama Michelle Obama anunció que no asistirá.

Ya la elección de Trump el 05 de noviembre pasado había sido ratificada el pasado 06 de enero por las dos cámaras del congreso, es decir el Senado y la Cámara de Representantes, en una sesión presidida por la Vicepresidente Kamala Harris.

Después del discurso inaugural el presidente Trump tomará las primeras decisiones desde su oficina de la Casa Blanca.

Es posible que a partir del mismo lunes próximo Trump trate de consolidar, ampliar y profundizar los rasgos de su primera administración. Durante su primer período nombró un gabinete en parte con figuras destacadas del partido Republicano, mientras que al acercarse su segundo término ha sido muy clara su orientación al seleccionar y nombrar en su gabinete y en varios cargos claves a personalidades leales al “trumpismo”. Es decir que la segunda administración Trump va a ser más “trumpista” que la primera.

Por lo demás esta vez Trump tendrá mayoría en ambas cámaras del congreso.

America first

Los grandes mantras de la administración que está por nacer son: America first y Make America Great Again. Es decir mantras de un nacionalismo o patriotismo estadounidense.

Empieza en la primera superpotencia mundial un nacionalismo estadounidense que eventualmente puede recurrir a diferentes doctrinas económicas y políticas o medios con el fin de defender, promover y ampliar los intereses nacionales de los Estados Unidos.

En algunos casos se podrá recurrir a políticas públicas propias de la economía de libre mercado y en otras se recurrirá a medios o instrumentos proteccionistas según el caso y las circunstancias y atendiendo el interés nacional de la gran potencia según lo definirá desde la Casa Blanca el presidente entrante y su equipo de autoridades.

La segunda administración Trump se vislumbra como muy pragmática e incluso híbrida, difícilmente clasificable dentro de una escuela de pensamiento económico o político, pero sí de un tono conservador. Algunos analistas dirán que se trata de un nuevo populismo de derechas o de extrema derecha y otros dirán que se trata de una nueva derecha al mismo tiempo más popular y más dura que la derecha más clásica del partido republicano estadounidense. Es la nueva derecha que está ganando terreno en el ámbito internacional.

En materia de economía doméstica es posible que entre sus primeras señales se incluyan reducciones de impuestos y desregulaciones. Uno de sus objetivos será la reducción de la inflación. Ya veremos dentro de cuatro años si se cumple este objetivo. También se estimularía el fracking y se favorecería la agenda petrolera, así como los intereses de los industriales estadounidenses.

Otra gran prioridad sería el Departamento de Eficiencia Gubernamental de la Casa Blanca dirigida por el empresario Elon Musk y el empresario y excandidato presidencial Vivek Ramaswamy. La idea básica sería reducir gasto y burocracia gubernamental. Una misión titánica para cualquier gobierno.

En materia de políticas de migración, es posible que desde el primer día del mandato se anuncien deportaciones masivas de inmigrantes ilegales, lo cual podría tener repercusiones en algunos países latinoamericanos.

Otro de los rasgos destacados de la nueva administración es que en política exterior aspira a “Lograr la paz a través de la fuerza”, un postulado que se hereda de la administración de Ronald Reagan. Dos objetivos destacadísimos serían concluir con las guerras en Ucrania y en el Medio Oriente. Objetivos muy loables, desde luego, aunque de enorme dificultad. En ese contexto ya se anuncian las primeras reuniones entre Donald Trump y Vladimir Putin para negociar la paz en Ucrania. Y se buscarían negociaciones de paz retomando la ruta de los Acuerdos Abraham suscritos entre Israel y algunos estados árabes durante la primera administración Trump. Como un adelanto de lo que se viene ya ayer se firmó un cese al fuego entre Israel y Hamas, gracias a la mediación de Estados Unidos, Egipto y Qatar.

Sin embargo, en el Medio Oriente se puede anticipar una política dura de Washington contra el gobierno de Irán y sus proxies de Gaza, Líbano y Yemén; así como una alianza muy estrecha entre Trump y el gobierno del primer ministro de Israel Benjamín Netanyahu.

Otro rasgo de la política exterior sería la diplomacia económica, tecnológica y comercial dura contra China y contra los gobiernos de Cuba, Venezuela y Nicaragua. Se anticipa un incremento de la retórica y de las sanciones contra las dictaduras caribeñas. Misión compleja para el abogado cubano americano Marco Rubio, confirmado el 15 de enero como Secretario de Estado de los Estados Unidos.

Así también serán prioritarios los temas de seguridad nacional y lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado, con particular énfasis en el combate a los carteles mexicanos de las drogas en general y del fentanilo en particular.

Asimismo se puede anticipar que la administración entrante tendrá una orientación adversa a las políticas de identidades, razas y géneros, por lo menos tal y como las concebían en la administración Biden-Harris.

Todas las opciones sobre la mesa

Otro rasgo esencial del nuevo gobierno es que presenciaremos un nacionalismo o patriotismo estadounidense conducido por un negociador nato y duro. Es decir que estará al mando un hombre de negocios y empresario que ve cada escenario como una mesa de negociación en la que todas las opciones están disponibles. Lo cual significa que cuándo amenaza con un arancel o con una operación militar no siempre se trata de que va a cumplir con ello sino que muchas veces podemos estar ante técnicas de negociación aplicadas por un hábil negociador. Trump no es por cierto un militar pero tampoco obviamente un jurista internacional.

El presidente Trump ha aprovechado estos meses de transición durante los cuales no es aún ni el Jefe de Estado ni el Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos para dar una serie de declaraciones que han conmovido el planeta. Concretamente se ha referido a tres de sus objetivos que implican expansiones territoriales para los Estados Unidos:

La propuesta de adquirir o comprar Groenlandia, la propuesta de convertir a Canadá en el estado 51 de los Estados Unidos y la recuperación del Canal de Panamá. Desde luego estaremos atentos a la concreción de tales propuestas y cada una de ellas merece un análisis exhaustivo y detallado. Están de por medio temas de soberanía nacional, autodeterminación de los pueblos, tratados suscritos y en fin respeto a principios y postulados del derecho internacional. Pero, sin duda hay que estar atentos a la evolución de esos temas ya durante la naciente administración. Temas en los cuales están de por medio los intereses de la mayoría de los groenlandeses, los canadienses y los panameños.

Hay otros asuntos polémicos sobre los cuales podrían surgir noticias en los próximos días: Uno es la eventual salida (nuevamente) de los Estados Unidos de los Acuerdos de París y otro es la salida (otra vez) de la gran potencia de la Organización Mundial de la Salud.

Y por supuesto genera muchas preguntas el tema de cual será en concreto la política comercial de aranceles, a partir de cuando, en que porcentajes y hacia cuales países? En fin, sobre todo cual será la política de aranceles hacia China, México y Canadá?

O sea cómo en concreto se irá a definir el proteccionismo comercial y hacia cuáles actores internacionales?

Quedamos a la espera del discurso inaugural del 20 de enero próximo y de la administración Trump 2.0

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