Copia al carbón del clásico: la Liga ataca y Saprissa anota
Gaetano Pandolfo [email protected] | Miércoles 23 abril, 2025

Alajuelense hizo 26 remates a marco, entre directos e indirectos: Saprissa ocho.
Los manudos lanzaron ocho tiros de esquina: los morados dos.
El clásico terminó empatado uno a uno.
Hubo una jugada en que Esteban Alvarado rechazó de puños y cayó al césped. El rebote le quedó a Alberto Toril, con todas las redes a su disposición y su remate mató a un zopilote de paso.
Este prólogo de esta Nota es continuación de la que escribimos ayer. Alajuelense sigue sumando empates por la falta de contundencia de sus jugadores a la hora de definir frente al marco, detalle que no es responsabilidad de sus entrenadores.
“El resultado se quedó corto; merecíamos más”, manifestó Óscar Ramírez en su regreso al banquillo manudo. Estas mismas frases las repitió Alexandre Guimarães en cada uno de los juegos que terminaron empatados, cuando en la cancha se observó a un León, dominante, sin definición.
El clásico fue copia al carbón de los que jugó Andrés Carevic y el mismo Guimarães.
Un Alajuelense emotivo, emocional, repleto de ganas, metiendo pierna, atacando, y al frente un Saprissa ordenado, prudente, paciente, casi qué jugando a cámara lenta, pero repleto de oficio.
Alajuelense es pasión. Saprissa mesura.
Al final del clásico, Ronald Matarrita, quien fue el mejor jugador de la Liga, dijo una gran verdad. “Ellos” (refiriéndose desde luego al Saprissa), nos llegan una sola vez al marco y anotan”.
¿Y en cuántos de los últimos clásicos se ha repetido esta historia?
Hasta títulos se han perdido en juegos finales, donde Alajuelense ataca, pero Saprissa anota.
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La formación titular del Alajuelense fue un acierto de Óscar Ramírez: fumigó a Larry Angulo, casi intocable con “Guima”, sentó a Toril, Moya lesionado, juntó a Guillermo Villalobos con Celso y soltó a Bran, para que se uniera en ataque a Canhoto, Campos y Lucumi. Vimos una ofensiva más suelta, más rápida, atacando por la izquierda con Matarrita y no solo por la derecha, como sucedía con Alexandre y si bien solo se concretó una anotación, Óscar Ramírez prometió que “sus muchachos” van a mejorar la puntería, para ver si es posible que el balón terminé en los cordeles del marco rival y no caiga en los techos de los vestidores.
El empate deja a los rivales en zona de clasificación, con peligro ambos de caerse, mientras que Herediano sonríe, amarrando la cima de la tabla y el pasaporte directo a la final por el bicampeonato.