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Covid-19, la Segunda Guerra Mundial y una Banca Sostenible

Silvia Chaves [email protected] | Viernes 24 abril, 2020

Silvia Chaves

Las lecciones de la Primera Guerra Mundial calaron hondo. Los vencedores no podían caer en el error de sepultar a los vencidos y someterlos a enormes cargas económicas esperando a que estos se levantaran por sí solos. Dos décadas después de la guerra que acabaría con todas las guerras el mundo estaba envuelto nuevamente en un conflicto mundial.

De estas cenizas nace el European Recovery Program o el Plan Marshall. Obviando las motivaciones políticas, la iniciativa fue la plataforma para la recuperación económica y social de los países europeos tras la II Guerra Mundial. Estados Unidos comprendió que la ayuda que podría prestarle a los aliados y vencidos se traduciría en un beneficio para su propia economía.

Era más fácil para una Europa reconstruida el adquirir bienes y servicios estadounidenses que para un continente en ruinas.

¿Estamos viviendo una situación similar? Guardando las distancias considero que sí. Desde turismo hasta el mercado petrolero, los sectores productivos están sufriendo enormes pérdidas. Lo más importante, la tragedia humana no termina con los fallecidos. Empleos perdidos, pequeñas empresas pulverizadas, economías familiares en ruinas. El mundo enfrenta consecuencias a corto, mediano y largo plazo. ¿Nos imaginábamos que los productores de petróleo llegarían a pagar porque los compradores adquirieran crudo?

Es aquí en donde la Banca sostenible está obligada a contribuir para la superación de esta tragedia humana. Una banca sostenible no puede colocar como único objetivo generar utilidades. Una Banca que destruye a su cliente se destruye a sí misma.

¿Cuál es el papel de una Banca sostenible? Generar riqueza propia y colectiva. La sostenibilidad es un ganar – ganar. El negocio tiene que ser rentable, y lo será más con una clientela sana y próspera. Una banca que se asocia con su cliente obtendrá generará utilidades y bienestar social.

¿Qué debe incluir un “Plan Marshall” diseñado por la banca sostenible? Primero, entender que la mayor parte de las empresas que requieren recursos para mover la economía son pequeñas y medianas empresas. El paso lógico y fundamental es comprender las necesidades de nuestras partes interesadas y poder ofrecer soluciones que cumplan dos requisitos: innovadoras y que generen suficiente seguridad financiera para la institución bancaria.

El segundo elemento es pensar a largo plazo y “fuera de la caja” y ofrecer a su cliente soluciones financieras y acompañamiento técnico para asegurar la sobrevivencia del negocio. ¿De qué le sirve a un banco que su clientela sea efímera? El negocio bancario no consiste en ejecutar garantías.

Esta crisis no termina cuando el último enfermo se cure, va más allá. La economía mundial debe de reiniciarse no pudiendo la Banca ignorar que es un actor primordial. Kristalina Gueorguieva, directora gerente del FMI señaló: “(…) Proteger a los hogares y asegurarse de que, junto a las empresas, pueden seguir adelante aun con la economía parada”.

Eso es hoy, pero mañana urge expandir planes que aborden la post crisis de una forma integral. Es salirse de la caja y dejar de visualizar el otorgamiento de créditos como la actividad del cliente consistente en llenar formularios y cumplir requisitos.

La Banca debe profundizar el acompañamiento técnico, la inclusión y educación financiera, la transformación digital y voltear la mirada hacia propiciar e incentivar el desarrollo sostenible desde las economías locales. Hay que reinventar el servicio y la oferta, porque la demanda ya nunca más será la misma y la sostenibilidad como la conocíamos tampoco. Estos temas los abordaremos en otra entrega.


Silvia Chaves Herra, especialista en Sostenibilidad

Vicepresidenta del Consejo Nacional Consultivo de Responsabilidad Social






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