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El bueno y el malo

Mónica Araya [email protected] | Martes 17 noviembre, 2015


¿Por qué no hay igual repudio a las muertes de los inocentes en Venezuela o en México o a los que mueren diariamente en oriente?

El bueno y el malo

Repudio toda acción de violencia y en especial contra gente inocente, sin importar su religión o procedencia. Lo que pasó el viernes en París es inaceptable, y el hecho de usar el nombre de un dios para matar es aun más lamentable. Cada día confirmo que no compartimos el mismo Dios.
¿Pero podría usted decir claramente, sin hacer un análisis real, quiénes son los buenos y los malos de este lamentable episodio de la historia? ¿Quiénes fueron los responsables del ataque terrorista del pasado viernes 13 de noviembre en Paris, del 9-11 y otros?
Es tan simple como decir que los responsables “únicos” fueron los miembros de ISIS y así darle pie a muchos de seguir etiquetando a todo el mundo árabe y entonces dejar un lado ciego de la visión.
No estaremos creando una ilusión de que no hay responsabilidad alguna de la actuación histórica de Europa y de los “aliados” en esta ola de ataques sin límites o estamos encubriendo con nuestra ignorancia a otros terroristas del poder político y económico.
Tomar partido y juicio parece fácil, solemos hacerlo. Pero creo importante que, si lo va a hacer, analice un poco más la historia. Los intereses siguen latentes, las rencillas y los odios siguen creciendo y eso traerá más ataques.
Para revisar la historia de manera relativamente rápida les sugiero ver varias veces este video: https://www.youtube.com/watch?v=qjJtcesIXQE
Podría decir que estamos viviendo una nueva era de la primitiva forma de hacer justicia, una era similar a la anterior a la “Ley del Talión”. Donde el ofendido puede y hará todo lo necesario para vengar sus muertos. Tengamos cuidado qué autoridad estamos dando con nuestro juicio y qué hay realmente de fondo en todo esto para cada una de las partes.
Me explico: En las sociedades “primitivas” los hombres se hacían justicia por sí mismos. No había por qué limitar la ira del agraviado. Las represalias que se imponían eran ilimitadas y no guardaban proporción con el daño causado. Después hubo lo que muchos llamaron un gran progreso (en mi opinón, tan grave e inhumano como la anterior). Vino la llamada ley del talión con la célebre fórmula del ojo por ojo y diente por diente.
Pese a lo bárbara que hoy nos parece, representó para esa época un gran avance en comparación con la venganza ilimitada anterior, porque estableció al menos una “proporcionalidad” entre el daño inferido y la represalia de la víctima.
Los orígenes de esta institución son antiquísimos. La expresión viene del latín lex talionis (de lex, que es “ley”, y talio, “igual”). Casi todos los pueblos antiguos la pusieron en vigencia. En el código babilónico de Hammurabi, compuesto 17 siglos antes de la era cristiana, que es la más remota compilación de leyes conocida, se encuentra ya la ley del talión.
¿Qué es lo que realmente se busca? ¿Soluciones o culpables, venganza o más poder, control o libertad? ¿Por qué no hay igual repudio a las muertes de los inocentes en Venezuela o en México o a los que mueren diariamente en oriente?

Mónica Araya E.

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