Súmele otra cumbre a Gineth
Luis Fernado Rojas [email protected] | Martes 29 octubre, 2013

Súmele otra cumbre a Gineth
La escaladora tica subió el Carstensz Pyramid en Indonesia y ahora solo le queda el Everest
El sueño de la joven tica que aspiró a conquistar las alturas se sigue cumpliendo. De aquella lista de las siete cumbres del mundo que se propuso vencer la escaladora tica Gineth Soto ya solo queda una sin tachar: el Everest, porque Soto acaba de colocar la bandera de Costa Rica en lo más alto del Carstensz Pyramid en Indonesia, toda una hazaña para esta costarricense que reside en Estados Unidos y que se sostiene económicamente con base en mucho esfuerzo y trabajo y ahora el patrocinio del Banco Nacional.
La Tirolesa, uno de los obstáculos camino a la cumbre, y Gineth en medio camino de un abismo de miles de metros de caída a sus pies.Cortesía de Gineth Soto/La República
Partió de su casa, en California, el pasado 15 de setiembre rumbo al aeropuerto para tomar el vuelo que la llevó primero hasta Balí, Indonesia y ya para el 21 de setiembre estaba aterrizando en Sugapa, el lugar donde empezó la caminata hacia los diferentes campamentos rumbo a la cumbre.Gineth relata que hasta ese momento el viaje estuvo lleno de anécdotas y hasta susto, primero por un difícil aterrizaje en Sugapa y luego cuando rumbo al hotel un nativo del lugar se le atravesó a las motos que los llevaban al hotel con una lanza para exigir dinero; luego se darían cuenta que meter la mano en el bolsillo para sortear esos “peajes” iba a ser lo más común en su viaje, tanto así, que cuando llegaron por fin al lugar donde empezarían a caminar, el tributo ya iba por $1.500 dólares.
Por el camino tuvieron que pasar por el territorio de la tribu de los Dani y dormir en el ranchito del jefe de esta tribu en la que los hombres tienen de una a 15 esposas y viven dentro de cada rancho con sus esposas e hijos.
El 23 de setiembre inició el camino hacia el campamento dos, un trayecto complicado a través de jungla y bordeando un peligroso río que parecía interminable y en el que casi se ahoga un compañero.

El 27 de setiembre, y luego de superar una cuesta vertical de unos 300 metros llena de lodo y ramas y piedras resbalosas, llegaron al campamento base y esa noche dormirían a 4.300 metros de altura. Al día siguiente, a la 1.15 de la madrugada iniciaron viaje hacia la cumbre. Lo primero fue caminar hacia la pared de Carstensz de donde empezaron la parte técnica a escalar por sus filosas rocas. Continuaron subiendo por la pared, “cada movimiento era más difícil de hacer por la falta de oxígeno a esa altura y estas cosas verticales son de mucho esfuerzo”.
“Seguí muy concentrada subiendo lo que quedaba de la pared y disfrutando de aquellos paisajes tan bellos a momentos que podía volver a ver y tratar de respirar fuerte para continuar”.
Así llegaron a la Tirolesa, el obstáculo más esperado: una polea suspendida por cables montados en un declive o inclinación a varios miles de metros de altura.
“Fui la tercera en pasar, llegué al otro lado y fue una sensación electrizante cruzar ese abismo”.
A una hora de la cumbre, la expedición todavía tuvo que sortear dos difíciles obstáculos. “Los últimos pasos fueron tan emocionantes que nunca lo voy a olvidar, llegue de primera a la cumbre y lo primero que hice fue tocar aquella roca y sentí una energía tan intensa y positiva de ser la primera tica en llegar a la cumbre de Carstensz Pyramid. Saque mi bandera y me tomaron la foto de la cumbre. Había llegado a las 8.10 a.m.; después se vino una bajada igual de dura que la subida, pero lo cierto es que ahora solo el Everest espera por mí, pero eso es otra historia”.
Luis Rojas
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