Tarifa del tren propuesto por Gobierno es un 18% del salario mínimo

RESUMEN EJECUTIVO

Para ir y regresar del trabajo usando el tren elevado propuesto por el Gobierno, una persona que gana el salario mínimo gastaría el 18% de su ingreso.

El impacto sería mayor aún en los estudiantes, ya que muchos de ellos no tienen fuente propia de dinero.

En la medida en que la población no pueda pagar el tren elevado, buena parte del costo del proyecto de unos $1,6 mil millones sería agregada a la deuda pública, que ya está en condición de emergencia, de acuerdo con el presidente Solís.

Mientras tanto, el costo de un tren urbano ligero de superficie sería menos de la mitad del elevado.

 

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Para aprovechar el tren urbano elevado propuesto por el Gobierno, una persona que gana el salario mínimo pagaría casi la quinta parte de su ingreso neto para ir y regresar del trabajo.

El salario mínimo actual es ¢293 mil y el costo de cada viaje está calculado en $1,86, equivalente hoy a ¢1.047.

Al suponer que la persona viajara dos veces al día entre semana, se trataría de un 18% del monto neto de ¢265 mil que esa persona dispone en efectivo cada mes, ya que el patrono le resta la contribución de la Caja del 9,67% del monto bruto.

El impacto de la tarifa del tren elevado sería mayor aún en los estudiantes, ya que muchos no tienen fuente propia de ingresos.

A esto hay que sumarle los vaivenes del tipo de cambio, ya que el aumento del dólar incrementaría automáticamente el precio del servicio, puesto que la tarifa propuesta está denominada en esa moneda.

Otro factor negativo es que la tarifa sería la misma sin importar el recorrido, por lo que habría un desincentivo económico a utilizar el tren elevado para distancias cortas, ante la opción de viajar en bus u aprovechar otra forma de transporte más económica.

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En la medida en que la ciudadanía no utilizara el tren elevado, buena parte del costo del proyecto de unos $1,6 mil millones sería agregada a la deuda pública, que ya está en condición de emergencia, de acuerdo con las declaraciones que diera la semana pasada el presidente Solís.

Solo el costo del financiamiento de tal monto ascendería a $160 millones al año, suponiendo una tasa del 8% y un plazo de 20 años.

El cálculo de LA REPÚBLICA se hizo con base en los datos que aparecen en el informe presentado en abril pasado por el entonces presidente de Incofer, Christian Vargas.

Para efectos de comparación, la inversión en el tren urbano ligero de superficie, conocido como el Tren-Gam, diseñado durante las administraciones anteriores, rondaría los $600 millones.

El Tren-Gam tendría que lidiar con algunos cruces viales, además haría un recorrido un poco menor que el elevado, que llegaría hasta Paraíso en el lado oriental de la GAM.

Sin embargo, la diferencia en el recorrido entre ambas propuestas sería de solo 5 kilómetros, ya que el Tren-GAM iniciaría en Cartago en el este, mientras que ambas llegarían tanto a Belén como al Coyol, en el sector del oeste.

En cuanto a los cruces viales, el tren de superficie eliminaría los más transitados, aprovechando una combinación de desvíos y pasos a desnivel.

Una posibilidad para agilizar el Tren-Gam sería elevarlo en algunos segmentos de alto nivel de tránsito peatonal o vehicular, como San Pedro, lo que llevaría la inversión a unos $800 millones, o sea la mitad del plan del Gobierno actual, dijo Miguel Carabaguíaz, presidente del Incofer en el periodo 2005 a 2014.

El proyecto básico del tren de superficie tendría un costo de unos $600 millones, tal como quedó a finales de la administración de Laura Chinchilla, con una tarifa por viaje de no más de ¢600.

Ambas propuestas tienen que ver con un tren ligero eléctrico, que ofrecería una conexión rápida en el corredor este-oeste del Área Metropolitana, aprovechando la vía ferroviaria existente.

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