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COLUMNISTAS


Como vivir con la pandemia

Carlos Denton [email protected] | Miércoles 29 septiembre, 2021


¡Qué agradable! En estos días estuve visitando una ciudad en el exterior y todos los restaurantes, bares, iglesias, gimnasios, estadios, galerías, tiendas, cines, salones de belleza y establecimientos generales los encontré abiertos sin restricción alguna. Si desean estar abiertas las 24 horas, no hay problema; los vehículos circulan sin ninguna limitación. Solo hay una condición y es que nadie puede entrar a ningún lugar si no tiene un certificado de haber recibido las dos vacunas.

Puede ser la sodita más pequeña o una venta de poutine, si admiten una persona sin el certificado de vacunación hay una multa fuerte que se cobra sin misericordia. Se cobra la multa; nada de “arreglitos” con el inspector- ¡Que quiebra el dueño del negocio pequeño si tiene que pagar la multa! - ¡Salado!

¿Cuál es este lugar? Se trata de la Ciudad de Quebec que se autodenomina: “la capital de la nación.” Y sí es capital de una “nación” aunque no de un país. ¿Cómo puede establecer y aplicar esa ley? Más del 80 por ciento de los 8.5 millones de habitantes de la provincia de Quebec ya están vacunados.

La verdad es que el gobierno de Costa Rica, con su insistencia en dejar el programa en manos del estado (ideología del Partido Acción Ciudadana PAC), ya ha estado por nueve meses vacunando y ni la mitad de la población tiene las dos aplicaciones. La empresa privada ha insistido que quiere colaborar sin cobrar nada por prestar el servicio; pero la administración Alvarado/Macaya no ha querido soltar el mandado y dejar a otros colocar estas inyecciones que son tan necesarias para regresar a la normalidad.

La ola nueva de contagios es producto de esta reticencia.

Ya se pregunta si el fin de año será como el 2020, con restricciones, horas de cierre, limitaciones de ocupación y uso de placas. ¿Es posible que será temporada triste para los que tienen más capacidad adquisitiva? Probablemente no, porque se irán al exterior donde pueden pasar bien.

Para los que no tienen opciones y quizás están sufriendo de desempleo, falta de dinero y de una mala calidad de vida -- ¿hambre? -- será una reafirmación de la razón que no sería idea buena votar por partidos que ciegamente siguen una filosofía socialdemócrata, que limita lo que puede hacer el sector productivo nacional. El 6 de febrero hay que elegir un candidato y un partido político que entienda que el sector productivo es positivo para el país y que es capaz de aportar mucho más si es que se permite.

El Parlamento de Quebec tiene un restaurante donde pueden comer los “miembros” y sus invitados – pagando por su comida desde luego. Lo interesante es que en los terrenos de esta institución pusieron una huerta; y todo lo que se come de verduras y de especies en el restaurante (en época no invernal) proviene de esa siembra. ¡Quizás la Asamblea Legislativa costarricense pudiera hacer algo similar! Demostrar su compromiso con la agricultura nacional y con la virtud de trabajar la tierra.

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