ICE inaugura hoy proyecto Reventazón

Con la puesta en marcha de la última de un total de cinco turbinas, hoy arranca formalmente la Planta Hidroeléctrica Reventazón del ICE, después de seis años de construcción.
Con una capacidad instalada de 305 megavatios de potencia, puede abastecer más de 500 mil hogares.

Se trata de la mayor planta hidroeléctrica de la región y la segunda entre las principales obras de infraestructura centroamericanas, tras el Canal de Panamá.

La represa cuenta con una altura igual a un edificio de 40 pisos, y en la construcción consumió la misma cantidad de concreto que necesitaría una carretera de cuatro carriles entre Liberia y San José.

“Nos sentimos orgullosos de servirle al país, hemos trabajado con eficiencia y eficacia en la planificación, el estudio, el diseño y la construcción del Reventazón”, dijo Carlos Obregón, presidente ejecutivo del ICE.

La planta está operando desde marzo pasado, cuando la primera turbina empezó a funcionar.

Con la nueva planta, Costa Rica alcanza una capacidad instalada de más de 3 mil megavatios generados mediante el poder del agua, el viento, el calor de la tierra, la biomasa y el sol, de modo que —salvo en algunos casos excepcionales— se podría eliminar el consumo de combustibles fósiles.

Incluyendo a Reventazón, dos terceras partes de la energía producida provienen de la fuerza hidráulica, mientras Costa Rica se ubica entre los tres países principales productores en las Américas en cuanto al uso de energía geotérmica.

Se trata de seis plantas geotérmicas en los campos de Miravalles y Las Pailas, ambos en Guanacaste.
Existen todavía siete plantas térmicas, que ya tienen poco uso, incluso recientemente se había cerrado la Moín I.

En 2015, Costa Rica se colocó como el primer productor de electricidad proveniente de recursos renovables entre los siete países de Centroamérica junto a República Dominicana, según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe.

El costo total del proyecto es de $1,4 mil millones, financiado en parte con un préstamo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) de $250 millones, mientras el Fideicomiso del PH Reventazón administrado por Scotiabank, aprobado en 2013, permitió completar la obra.

De 4.500 trabajadores hubo 300 mujeres, incluidas 89 que se dedicaron a trabajos relacionadas directamente con la construcción de la planta, siendo esta la primera vez que el ICE incorporara a las mujeres en labores pesadas.

Como parte del proyecto, se están entregando al Museo Nacional y un sitio especial que construirá el ICE, miles de artefactos de hasta 12 mil años de edad, que se encontraron en las excavaciones arqueológicas realizadas antes de que iniciara la construcción de la represa.