Primo de Keylor Navas maneja el primer taxi eléctrico de Costa Rica

Obtener mayores ganancias y reducir los costos operativos fueron las razones que motivaron a Carlos Sánchez Navas a convertirse en el primer taxista con un auto eléctrico en Costa Rica.

El taxista pasó de gastar entre ¢450 mil y ¢500 mil al mes en combustibles, a tan solo ¢50 mil en electricidad para cargar el vehículo.

El deseo de colaborar con el medio ambiente también incentivó a este emprendedor de Pérez Zeledón a dejar atrás el uso de la gasolina.

“No volvería a usar un auto impulsado por combustión interna para trabajar el taxi. Recomiendo a mis compañeros taxistas a hacer el cambio; pero no quiero convencerlos, quiero que ellos se convenzan a sí mismos, que investiguen y decidan por ellos mismos”, señaló Sánchez, dueño de un Nissan Leaf usado.

Todo comenzó cuando Carlos inició sus estudios en mecánica, con la intención de darle él mismo el mantenimiento al taxi y disminuir los costos en mano de obra.

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Lo hizo hace unos 17 años cuando obtuvo su certificado en mecánica en un instituto privado en Cartago.

Posteriormente, estudió Ingeniería electromecánica en la universidad y ahí tuvo su primer contacto con las tecnologías limpias.

En un inicio pensó en cambiar su auto por uno híbrido, originalmente para dar un mejor servicio; luego, surgió la idea del vehículo eléctrico.

“Me empecé a informar, encontré un señor en España que tenía un Nissan Leaf eléctrico, hablamos vía correo y aunque no conocía su topografía, la información me sirvió de mucho, la idea era salir del molde del taxista de estar esperando a clientes; y en su lugar, ofrecer algo visualmente mejor como estrategia de venta”, dijo.

Luego, interiorizó sobre los beneficios con el ambiente, así como la nula emisión de gases CO2.

Tras casi un año de recopilación de datos e información, a finales de 2018, decidió comprar el vehículo; desde entonces, ofrece su servicio en la región de Pérez Zeledón.

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“Lamentablemente pasamos por un trámite tedioso en el Consejo de Transporte Público, con mucha burocracia para trasladar la placa del carro anterior a este, también en Hacienda, de ahí a otra y otra oficina. Pasamos un mes con el vehículo sin poder trabajarlo por estos trámites”, explicó.

En un día de trabajo regular, Sánchez recorre alrededor 120 kilómetros antes de cargarlo en su casa.

La escasa infraestructura eléctrica en cuanto a electrolineras hace que las cargas sean más lentas.

Un centro de carga rápida puede cargar un 80 % de la batería en unos 20 minutos, mientras un cargador de 120 voltios tarda alrededor de ocho horas.

“Pegamos un grito al cielo para que las autoridades nos coloquen puestos de carga, sino las personas difícilmente se van a animar a cambiar, deben tener la facilidad”, concluyó.